A distancia de cuatro años no lo olvidé, sería imposible hacerlo, y aún me parece estar allí y probar esa misma emoción. Tras cuatro años, cómo es normal, muchas cosas han cambiado porque el tiempo pasa por todos y sólo queda la cuarta estrella cómo el recuerdo desvanecido de una épica victoria.
Ahora faltan dos días para la final de este mundial sudáfricano, una final inédita que enfrentará Holanda y España, y donde el ganador, sea quien sea, probará el dulce sabor de la primera vez. Para España será la primera final mundial de su historia y sería increible ganarla en el primer intento. Holanda con sus campeones Robben y Sneijeder espera no revivir la pesadilla de otros grandes protagonistas, Cruijff entre todos, que perdieron dos finales consecutivas en 1974 y en 1978.
El dato confortante para los de Van Marwijk es que en los anteriores casos la naranja mecánica perdió contra los equipos organizadores, Alemania y Argentina mientras que esta vez la final se dispúta en territorio néutro. Un territorio que pero de igual manéra podría ser más favorable o más hostil a los holandeses por su pasado colonial en esas zonas.
Sin embargo, si es cierto que donde caben dos caben tres y España ganara la final, quedaría demostrado que decididamente tengo el gafe constante por no estar en el sitio adecuado durante las finales de mundiales o Eurocopas, ya que tras la victoria de Italia celebrada durante un viaje a Francia, y después de tanto tiempo viviendo en España, siempre me toca asistir a las victorias de la Roja desde Italia, lejos de la locura completa, y de la impactante sensación de todo un país que celebra su gloria.
Nessun commento:
Posta un commento