Mi primer Clásico como periodista pasa tranquilo e imperceptible a mis ojos. Si no fuera por la gente a mi alrededor que lo comenta, lo celebra, lo analiza y sobretodo lo vive, para mi este 10 de abril sería un día normal. Y si no me encantara el periodismo deportivo no haría relaciones entre el 10, día maldito de esta temporada para el madridismo o su rival más peligroso, ese Lionel Messi que en su dorsal parece llevar una condena para el equipo blanco.
El fútbol es pasión y a pesar de que esta podría ser la situacion perfecta para comentar con estrema imparcialidad un partido como este, siento que me falta algo, que me falta esa ilusión que tienen los aficionados frente a la posibilidad de que su equipo gane demostrando que vale más que el contrario.
El Clásico es un gran partido para cualquiera, y más ahora que CR9 estará a tope para demostrar que no existe solo la Pulga, porque hace solo un año y medio, tras ganar todo con el Manchester United, fue él quien se llevó el Balon de Oro, ese mismo trofeo que ahora parece tener solo un dueño designado.
Faltan más o menos 4 horas para que Mejuto González pite el inicio de este partido épico que puede decidir la Liga de este año y para que el mundo se detenga para admirar el gran espectaculo que solo el fútbol puede regalar. Pero a pesar de todo esto siento admitir que mi corazón estará pendiente de otro partido, ese Fiorentina – Inter de Milán que podría decidir la Liga italiana.
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